La hija del apicultor, de Santa Montefiore
Independiente
Editorial | Titania
Género | Romántica contemporánea
Puntuación ★★★★
Opinión personal
Tras una imagen de portada sumamente atractiva, se esconde
una historia que exuda con extremada facilidad ciertos aspectos que pudieran
calificarse como novedosos, aportando autenticidad a su relato. La
hija del apicultor, cuenta con un argumento de esos intrigantes que
atrapan a un lector siempre alerta en su búsqueda de sinopsis que pudieran
entenderse como distintos o alejados de lo cotidiano. Su contraportada, expone
con simples y certeros rasgos, aquellos elementos más representativos de tal
obra, convenciendo en apenas un segundo de que tal novela merece la pena al
instalarse la promesa de que su lectura es un canto al recuerdo.
Como primer libro de esta autora en ser leído, se convierte
en una primera experiencia con la que sentirse entusiasmado. Santa Montefirore,
apuesta por una historia romántica escrita con letras mayúsculas, una trama de
película que mantiene al lector pegado a sus páginas y con cierta ansiedad por descubrir ese final que nos haga suspirar. Mediante un viaje en el
tiempo entre dos épocas y dos historias de amor bien diferenciadas y a la vez unidas por un mismo destino, se construye un escenario perfecto del que se disfrutará desde su inicio. Inglaterra y América se fusionan creando un paisaje bucólico en el que los sentimientos parecen florecer con facilidad traspasando sin barrera algunas las páginas y filtrándose por la piel del lector.
La hija del apicultor, es una novela inscrita en un género literario dentro de la romántica con suficiente presencia. A pesar de que pueda parecer algo típico o acostumbrado, su estilo de escritura marca una diferencia clara y palpable. Su autora, emula casi a la perfección una narración tradicional y clásica, típica de libros pasados y de la romántica de otros tiempos. Cada uno de sus capítulos, se narran con una elegancia llamativa y conmovedora, cuya descripción de escenas te invitan a un viaje a un paraje trágico pero con cierto rasgo de final de leyenda.
1973La joven e impetuosa Trixie Valentine está enamorada del cantante de una banda de éxito, Jasper Duncliffe, que está de vacaciones en la isla de Tekanesset, Massachussets. Ella está decidida a fugarse con él de gira por Estados Unidos y vivir al máximo. Se niega a ser como su madre, una mujer conformista y sin más ambición que cuidar de las abejas, con las que parece tener una comunicación extraña. Pero los sueños de Trixie se ven truncados cuando Jasper recibe una mala noticia y se ve obligado a volver a Inglaterra.1933Grace Hamblin se ha criado en los increíbles parajes de Walbridge, Inglaterra, junto a su padre, el apicultor de una familia aristócrata. El contacto con la naturaleza y el mundo de las abejas, le hacían feliz. Hasta que su padre fallece inesperadamente y la deja sola y perdida. Ahora se debate entre aceptar el compromiso con Freddie Valentine, su amor y amigo de la infancia, o dejarse llevar por la pasión que siente por lord Melville, un amor que sabe que nunca podrá tener…La decisión de Grace tendrá consecuencias, y cuarenta años después, madre e hija pueden verse afectadas por un pasado oculto… Los secretos no contados serán desvelados y ambas mujeres descubrirán que hay historias de amor que se repiten con la misma intensidad a pesar de los años.
Santa Montefiore, resulta ser una escritora de esas de presencia obligada, cuyo estilo se convierte en todo un referente y la prueba de que la romántica no es algo fijo o constante, existen cientos de maneras distintas de trasladar una historia de amor. La hija del apicultor, es una carta de presentación inmejorable, una historia perfecta para el recuerdo de sus lectores. Gracias a un ritmo ágil y a su perfecta descripción de escenas, sus páginas se devoran de manera inconsciente hasta llegar a ese final soñado. Los saltos en el tiempo, hacen de su historia algo atractivo y llamativo,a demás de ayudar a conocer todos los porqués en dos relaciones de pareja distintas pero similares. Este libro no puede llegar a ser equiparado con los de su género, puesto que sus diferencias son notables, lo que le convierte en algo único y por ello obligado y recomendable.