Reseña. A fuego lento (Fiona White)

A fuego lento, de Fiona White

Editorial - Phoebe
Género - Romántica actual
Puntuación ★☆☆☆☆

Anne está harta de la gran ciudad, de su trabajo y del traidor de su exnovio, así que cuando hereda la próspera imprenta de su tío, decide que ha llegado el momento de dejarlo todo atrás y empezar de nuevo en el diminuto pueblo de Crystal Castle, Maine.

Jake está acostumbrado a tomarse las cosas con calma. Con mucha calma. Con muchísima calma. Su vida en Crystal Castle transcurre con lentitud y tranquilidad hasta que un huracán con forma de rubia pequeñita viene a ponerlo todo patas arriba.

¿Podrá Anne entender que la vida no es una carrera contra sí misma? ¿Será Jake capaz de ver que hay cosas por las que sí merece la pena apresurarse? Ambos tendrán que adaptarse o perderán la ocasión de ponerse de acuerdo sobre quién es el mejor jedi. Y de ser felices…

 

Opinión personal

A pesar, de que pudiera parecer que su argumento es poco suculento en lo referente al entretenimiento que pudiera brindar, su extensión liviana le hace ser una opción perfecta de lectura, sobre todo después de libros de contenido más denso. La sencillez de la que hace gala en su sinopsis, es la prueba más evidente de que su historia ofrece ese toque liviano en ocasiones tan necesario.

A fuego lento, es una novela romántica que se escuda pronto en aquellos elementos literarios tan notablemente reconocidos del género y que poco o nada arriesga en la tarea de impresionar. Se trata de una historia alejada de complejidades que, apuesta de manera completa por entretener al lector con la creación de una atmósfera un tanto básica, sin aspirar a arañar su corazón. En sus páginas, se narra la evolución de Anne, una chica que debe comenzar de cero en un pueblo de pocos habitantes y que, tras un encuentro fortuito, conoce a Jake un hombre que se toma las cosas con calma, a diferencia de ella. El romance del que hacen gala ambos, no recurre a la conformación de una amplia red expuesta de sentimientos, sino que todo parece surgir de manera mucho más apresurada. Es un libro al que le falta emoción y, por tanto, constata la escasa conexión con el relato al estancarse en su único objetivo de sumarse a la amplia lista de libros meramente entretenidos, sin incidir en un mínimo de detalle o profundidad.

Quizás, la corta extensión de esta historia, ha hecho que su autora apueste menos por la configuración de una evolución algo más estudiada y acompasada a los tiempos naturales. Los pocos detalles ofertados en su transformación, tal vez provoca que uno llegue a alejarse casi por completo del contenido, sin entablar apenas relación con sus personajes y sin sentir cercanas sus personalidades, ni tan siquiera el habitual recurso de cambiar de perspectiva ayuda a componer un mapa más claro de sus protagonistas, puesto que no incide tanto en la profundidad o en la transformación personal de cada uno de ellos. Tanto Anne como Jake, poseen diversos elementos distintivos que ayudan a percibir cierto nivel de potencial, pero estos no están del todo desarrollados o plasmados, ya que se vierte gran interés en rodearse de un componente mayoritariamente apresurado, perdiendo por el camino el toque detallista tan anhelado. La evolución sentimental y romántica mantenida entre ambos protagonistas, no es del todo instantánea, pero tampoco se toma su tiempo para que cualquier mínima emoción se asiente. Su historia queda atrapada entre un sinfín de tópicos que nada arriesgan y muy poco sorprenden a todos aquellos lectores curtidos ya en la romántica actual o también conocido como contemporánea.

Fiona White, se rodea de unos recursos de escritura óptimos que le llevan a descripciones repletas de sutil encanto. Sus diálogos ágiles y cortos, se rodean de una frescura que debe valorarse positivamente y que te hace reseñar activamente su estilo. Como carta de presentación de su pluma literaria, ejemplifica su notable don para resultar directa y concisa, creando consigo capítulos no en exceso extensos, que favorecen su lectura, aunque ciertamente le falta perfilar más sus historias. La alusión a un contenido más abiertamente erótico, no rompe para nada su lectura, puesto que su presencia se equilibra con los distintos elementos de su historia y su naturaleza se equipara bien a lo sobradamente conocido y acostumbrado en el género. Su estilo es sin duda lo más destacado de su lectura y un punto positivo que trata de salvar una lectura, que es entendida como básica y demasiado lineal, que no enamora tanto como uno hubiera podido imaginar.

Se trata de una novela que se lee bien, eso no se puede negar, puesto que su extensión se afana en ello. Sin embargo, su liviana apuesta por el romanticismo le hace no convencer tanto y chocar al menos de manera leve con el lector. Si que es perceptible su continuo interés por ofrecer un entretenimiento basado en la frescura acostumbrada de una lectura liviana, un componente argumental que copa cada matiz y que le lleva a la construcción de unas escenas cuidadas y algo vertiginosas que conducen hacia un final que no causa sorpresa alguna, ya que todo es bastante predecible en él. Acompañado además de un epílogo que como cierre resulta natural y esperado, que ayuda a conformar esa idea de historia repleta de sencillos clichés, sin emocionar a su paso.

A fuego lento, no ha sabido finalmente conquistarme, aunque es de valorar el ágil entretenimiento brindado. A pesar de que es una novela que se lee sin sobresaltos y en una misma tarde, no cautiva su versión de romanticismo, quizás por la falta de profundidad y por su excesiva apuesta por la sencillez y la falta constante de conexión con sus personajes principales.