Reseña. La última condición

La última condición

Saga - S.I.N. 2
Editorial - Chic
Género - Romántica contemporánea
Puntuación ★★★☆☆

Quince años separados.

Dos meses para reconectar.

Asher Wells no está pasando por un buen momento: su abuela está en una residencia, su abuelo falleció hace dos años y las deudas amenazan seriamente la granja familiar.

Lo último que Asher necesita es que su novio de la adolescencia, su primer gran amor, aparezca de la nada convertido en un empresario millonario de éxito y le diga que tienen que hablar.

Ledger Sharpe la abandonó sin darle ninguna explicación después de prometer amarla para siempre, y Asher no está dispuesta a poner su corazón en juego otra vez por un hombre rico sin escrúpulos.

 

Opinión personal

La última condición es un libro, cuyo romance se desarrolla en un pueblo bucólico, propicio para disfrutar de esa confortable sensación de ser el lector, un espectador de lujo. Se trata, del segundo libro de la trilogía S.I.N., centrada en relatar las historias de los hermanos Sharpe, esta vez es Asher el que nos acompañará, cuya historia de amor se retrotrae a su pasado de juventud, cuyo destino inconcluso le obligará a hacer frente a las decisiones que truncaron su romance, con una chica que hoy en día no ha podido olvidar y la vuelta al pueblo, le obligará a hacer frente a esa herida.

Como se observa, se trata de una historia de amor que no duda en recurrir a una serie de tópicos que, a pesar de ser perfectamente reconocidos, no dejan de ofrecer al lector ese punto de comodidad bien acogido. En sus páginas, se entremezcla con precisión los sentimientos con un erotismo ya habitual que, en ningún momento, se olvida de dar paso a la evolución personal, de unos personajes bien estructurados y cuya historia previa endulza una trama de por sí efectiva, a la hora de conformar esa sensación de grata lectura. Tanto Asher, como Ledger, hacen alarde de una dosis de madurez, que ayuda a completar su trama y a instaurar en ella, cierto nivel de carácter. Su evolución personal, quizás no está del todo armada, a veces puede llegar a echarse en falta algo más de emoción, una construcción más abiertamente compleja, ya que en ocasiones la sencillez parece enmudecer su romance, puesto que son pocas, las aristas mostradas. Pero aún así, se trata de una historia que sabe bien sacar partido a aquellos elementos que componen una historia que, sin complejos, es del todo entretenida.

K. Bromberg, es una autora que bien pudiera definirse como clásica, en lo referente a su configuración romántica. Su labor como escritora, cuenta con el objetivo de hacer sentir al lector, parte importante de la historia romántica narrada y, es que su relato, es directo y sus descripciones, cuentan con un nivel de detalle lo suficientemente llamativo, como para no pasar desapercibido. Este romance, se compone de escenas que provocan en el lector sensaciones del todo positivas y naturales y aunque, se observen “peros” en su evolución, como la falta de vitalidad en el relato, sabe bien sacar partido a sus recursos. El cambio acertado de perspectivas, ayuda sin duda a no perderse nada y conectar con sus personajes principales, casi desde el principio.

Escrita, bajo un ritmo propicio para dejarse leer bien, se estructura con un total de cincuenta y tres capítulos no demasiado largos y una extensión del todo normalizada. Aunque como bien he apuntado, se trata de una lectura cómoda, sí que se percibe la clara ausencia de giros argumentales que aderecen su trama principal. Peca quizás de ser demasiado plana y, por tanto, predecible. Aún así, con estos puntos negativos, puede llegar a sacarse provecho de su historia y es que uno no deja de sentir, en ningún momento, esa sensación de básico entretenimiento, al que le es fácil transformar las horas en segundos. Saber de los pasos de estos hermanos y conocer a los dos primeros, te lleva a sentir la irremediable necesidad de conocer al último de ellos, así que espero que su libro salga pronto en España, para sí volver a disfrutar del estilo de una autora que sabe acercarse al lector y convencerlo de su buen hacer como escritora romántica.

La última condición es un libro representante de una romántica clásica, que sabe bien sacar cierto partido a aquellos elementos que mejor representan al género y cuyos “peros”, no ensombrecen lo suficiente a esta historia, que brinda la oportunidad al lector de disfrutar de una historia de amor sencilla.