Reseña. Reglas perversas

Reglas perversas, de K. I. Lynn

Editorial - Phoebe
Género - Romántica adulta
Puntuación: ★☆☆☆☆

Una boda.

Un hijo.

Cinco años.

Diez millones de dólares.

Esas son las condiciones de nuestro contrato.

Mi oferta es firme, atrevida y obligada: necesito casarme y tener un heredero para conseguir mi herencia.

Ella cree que su cláusula de que no tengamos sexo evitará que sienta su piel sobre la mía.

Está muy equivocada.

La familia De Loughrey gobierna el mundo, y yo soy su rey. Consigo lo que quiero, y lo que quiero es a ella.

La tendré en mi cama, cueste lo que cueste.

 

Opinión personal

La sinopsis de este nuevo libro, apenas deja nada a la imaginación del lector, puesto que desde su misma primera página se observa con claridad aquello que puede o no ofrecer como lectura. La historia que se narra en sus páginas, es el fiel reflejo del estilo de una autora que no es para nada desconocida y que siempre ofrece en sus publicaciones, esa simbiosis de romanticismo y erotismo que, frecuentemente van de la mano en aquellas tramas que seducen. Sin embargo, dicha combinación, se halla con frecuencia, descompensada al no mostrar equilibrio alguno entre ambos elementos.

Reglas perversas, es una novela que cuenta con todos aquellos elementos literarios más característicos de la novela adulta. Su argumentación acostumbrada, tiende a no sorprender demasiado al lector, al aportar con sencillez esa historia tan leída, desprovista de cualquier dosis de riesgo o innovación. Su contenido, no se escapa de tópicos tradicionales del género que representa y su carácter eminentemente erótico, copa cada matiz expuesto en sus páginas. De esta manera, el romance expuesto pierde quizás la naturalidad siempre anhelada, en la que los sentimientos parecen esconderse entre puestos totalmente secundarios, enmudecidos con frecuencia en un relato en exclusiva adulto y privado de mínimo detalle. Es pues, un libro que no esconde tras de sí una nueva formulación literaria, ni tampoco ofrece mayor sorpresa que la comentada en sus mismas líneas explicativas en forma de sinopsis.

Sus personajes por otra parte, se hallan engullidos por aquella temática que los rodea. Su personalidad, así como su presencia, queda totalmente supeditada al interés de ofrecer como simple objetivo, esa historia típica de sensualidad más tradicional. Sus detalles, parecen quedar ocultos, sin apenas presencia dentro del relato, a pesar incluso de contar con el típico cambio de perspectiva entre protagonistas. Su sencillez, resulta quizás poco natural y nada cercana, su escasa construcción además puede llevar a alejar al lector, sentir la falta de conexión con el relato y con ambas personalidades.

K. I. Lynn, es una autora muy representativa de la literatura en la que se incluye su nueva novela. Sus tramas con frecuencia, aluden a ese contenido de erotismo más purista que parece sacrificar aquella presencia más romántica. Los sentimientos que pudieran derivarse de sus relaciones personales, apenas copan mayor parte de contenido y su ritmo únicamente parece centrado en exponer ese sinfín de escenas predominantemente adultas. Aun con ello, puede destacarse su soltura, su precisión observable en la descripción de escenas y su predisposición a liberarse de la complejidad. Puntos positivos que han de tenerse en cuenta, pero que sin embargo, no logran enmudecer todos aquellos peros generados a lo largo de su lectura.

Su ritmo por otra parte, no es todo lo ágil que uno hubiera esperado. Su historia es extensa y, con frecuencia te invita a desconectar. Sus giros argumentales, están bien argumentados, pero no llegan a emocionar del todo, haciendo que la lectura se ralentice en algunos de sus tramos. El desarrollo de sus capítulos, no va más allá de lo esperado o lo simplemente prometido con su argumento y su construcción, no intenta ir más allá de la mera formulación de lo acostumbrado.

Reglas perversas, es un libro demasiado acostumbrado y predecible, que no sorprende. Sus constantes tópicos, apenas emocionan y su objetivo de entretener se ve enmudecido por la falta de conexión que, como lectora he experimentado. A pesar de no haber sido libro para mí, se hace necesario hacer hincapié en el hecho que se trata de una elección perfecta para todos aquellos amantes de la literatura que él mismo representa.