Reseña. Un mal comienzo

Un mal comienzo, de Meghan Quinn

Editorial - Phoebe
Género - Romántica actual, adulta
Puntuación ★★★★☆

«¿Cómo os conocisteis?».

Es la pregunta que se hace a todas las parejas. Y la respuesta suele ser una historia maravillosa en la que se ven alcanzados de alguna forma por la flecha de Cupido.

Digamos que la manera en que yo conocí a mi media naranja no es tan estupenda…, sino un poco diferente. Me encontraba paseando por un barrio rico de Beverly Hills, fantaseando con la idea de encontrar a un hombre que me permitiera hacerme pasar por su novia, ya sabéis, para poner celosa a mi ex mejor amiga y exjefa, que acababa de despedirme.

Él, por su parte, doblaba la esquina, furioso, cual ogro ¾un ogro muy guapo¾, murmurando por lo bajo algo sobre un acuerdo comercial que le había salido mal y sobre cómo se las iba a arreglar para solucionarlo.

Y fue entonces cuando literalmente nos chocamos.

No hubo chispas.

Ni siquiera una pizca de atracción.

Pero lo siguiente que supe fue que me estaba invitando a nachos con guacamole mientras me explicaba todos sus problemas, lo que le llevó a hacerme una proposición: quería que yo fuera su Vivian Ward —ya sabéis, la chica de Pretty Woman—, salvo en la faceta más «juguetona».

Estamos hablando de vivir juntos en una mansión, de salir a cenar con otras parejas y fingir que estábamos enamorados… y comprometidos. ¿Os lo podéis imaginar?

Una auténtica locura.

Pero es el tipo de locura que hace la gente cuando está desesperada. Y yo lo estaba. Así que accedí.

Solo cometí un error, un error enorme: terminé enamorándome…

 

Opinión personal🖉

Aunque su argumento, pueda pecar de poco evocador, lo cierto es que se trata de un libro que seleccionas como nueva lectura, con la convicción que su elección, supondrá con total seguridad, ese entretenimiento añorado. Una novela de corte sencillo y acostumbrado, que no decepciona y que sí ofrece la oportunidad única de sorprender al lector más aventajado dentro del género.

Un mal comienzo, posee esa tradicional trama que, a grandes rasgos, no sorprende, puesto que se escuda en aquellos elementos literarios más definitorios de una temática y de un género que ya acostumbra, un tipo de lectura encorsetada por la romántica más sensual. Su historia, aunque no difiere de otras muchas, sí que sorprende mínimamente al desarrollar un romance dotado de un dinamismo que atrapa y convence a partes iguales. Se trata de un libro, cuyo atractivo no pasa desapercibido, su apuesta por entremezclar subgéneros, le hace ser una novela del todo completa, perfecta para copar horas de grata lectura. Su escaso contenido novedoso, es compensado con su ritmo álgido, diálogos refrescantes y un romance sumamente atractivo y plenamente justificado, delicado, sencillo y repleto de una naturalidad siempre bienvenida.

Meghan Quinn desarrolla con maestría, una historia llena de progresión romántica entre unos personajes que, en su inicio, nada tienen que ver entre ellos y que poco a poco, se acompasan de manera armoniosa, a este romance dotado de un sublime ritmo y un desarrollo, cuya evolución resulta marcada, con una transformación y una construcción sencilla y llena de esa cercanía comentada. Sus personalidades, no se esconden tras un pasado complejo, sino que se centran en aquellos sentimientos que poco a poco, van creciendo en el desarrollo de unos capítulos narrados de manera acertada y concisa. La ausencia de complejidad, no significa de ningún modo, que dichos personajes estén exentos de atractivo, su visual y su presencia en el propio relato, es del todo excepcional y copan una serie de diálogos capaces de llamar la atención y también provocar esa mezcla de sentimientos y sensaciones dulces que llevan a la conformación de una opinión favorable y el objetivo propio de seguir contando con esta autora en el futuro.

Su autora, destaca por la frescura dentro de un relato del todo armonioso, cuyos elementos se encuentran perfectamente estructurados dentro de la trama expuesta en sus páginas. Su elegancia, destaca en una descripción de escenas sublimes y profundamente detalladas que, ayudan a aportar esa sensación de naturalidad y cuya comprensión, lleva al lector a experimentar el consiguiente entretenimiento. Aunque si bien, su final puede resultar algo precipitado y su epílogo con escaso trasfondo, resulta ser un libro cuyas expectativas están fundamentadas por una pluma literaria exenta de altas pretensiones y rodeada de una sencillez del todo evocadora, que no decepcionará y que, en su conjunto, da la oportunidad al lector de ser testigo de una historia necesaria y ampliamente recomendada.

Su ritmo por otra parte, es una clara invitación para avanzar, mientras se va afianzando una grata opinión que vendría a confirmarse en sus últimas páginas de despedida. Su evolución acertada y plenamente justificada, con un romance pausado y desarrollado a fuego lento, ofreciendo esa naturalidad siempre deseada. Su sensualidad, por otra parte, es gráficamente detallista, pero contextualizada también en su propia evolución romántica, lo que no la hace resaltar por encima de otros elementos literarios, sino que se incluye en el relato bajo la presencia de un romance colorido. Se trata pues de una novela, normalizada, acostumbrada y tradicional, pero capaz de brindar la oportunidad de dejar que el lector se sienta verdaderamente entretenido. Un libro optimo que mantiene su intención de convencer y enamorar, en su clara apuesta de apostar por la sencillez más reconocida.

Un mal comienzo, es un libro que se lee solo, que no decepciona y que, desde su primera página, se convierte en una opción del todo recomendada, puesto que ofrece esa inconfundible oportunidad de dejarse entretener. La sencillez y la naturalidad de su transcurso, le hace ser una lectura perfecta que no decepciona, ni aun cuando está exenta de cualquier contenido novedoso.